Es poco conocido que el Hipo puede ser provocado por Reflujo u otras enfermedades digestivas. Empecemos por delimitar qué es el Hipo. Se define como un movimiento involuntario y repetitivo del diafragma (músculo indispensable en la respiración), donde los pulmones expulsan aire en intervalos regulares de tiempo, que pueden variar de 4 a 60 veces por minuto.
En bebés de hasta 12 meses, es frecuente el Hipo que puede durar unos 30 minutos, sin embargo no es peligroso. Para evitarlo en los infantes, es recomendable alimentarlos despacio. No sólo en humanos se presenta, varios mamíferos y reptiles también tiene Hipo.
El Hipo puede ser ocasionado por: ingerir picante, comer muy rápido, beber refresco, consumo de alcohol y stress. En la mayoría de las veces, el Hipo sólo dura unos cuantos minutos y se quita solo. Aunque resulte molesto, no implica mayor riesgo a la salud. Una buena solución para este tipo de Hipo es tragar algunas gotas de limón fresco.
Sin embargo, en ciertos pacientes, el Hipo puede durar días o inclusive semanas, acarreando como consecuencia también dolor abdominal e insomnio. Algunas personas presentan Hipo de manera intermitente (viene y se va). En todos esos casos, será necesaria la intervención de un médico especialista en sistema digestivo.
Este tipo de Hipo persistente, puede ser debido a alguna de las siguientes enfermedades digestivas: Reflujo Gastroesofágico, Cáncer de Esófago, Hernia Hiatal y Gastritis, Úlcera Gástrica y Pancreatitis, principalmente.
Por lo tanto, cuando un paciente está sufriendo por Hipo y no encuentra alivio, deberá acudir a una consulta, con el fin de descartar cualquiera de los padecimientos antes mencionados.
Finalmente, para evitar el Hipo, es aconsejable moderar el consumo de alcohol, no desestimar síntomas como ardor en la garganta o estómago, practicar técnicas de relajación y si las molestias persisten, consultar un médico.
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